Ciclo de Narración Oral en Las Ranas
DOMINGO 17 de mayo / 20:30 hs.

Presenta

“Tres… conTango”


Narradoras: Laura Dippolito y Giselle Rataus
Voz: Mirta Rivero
Guitarra: Pey Rodriguez


en La Enseña de las Tres Ranas

diag. 78 e/ 8 y plaza Rocha
Localidades limitadas - reservas al 421-7427

Noviembre de 2003:
En una ciudad del Valle del Cauca,( Colombia) compartí por primera vez una semana de trabajo con , entre otras gentes, una narradora mexicana. Su nombre? Scarlett Quiroz Carranza.
No llegué siquiera a sospechar que la vida nos volvería cercanas, hermanas de delirios, noches y atardeceres, y sueños cumplidos.
En alguna ocasión, ella me había propuesto tomar parte en el festival de arte en reclusorios.
Me negué en todas las ocasiones. Con explicaciones comprobables y ciertas, que sólo daban cuenta de UNA parte de la historia: yo no sentía que podía poner el cuerpo y presentarme É Pero el año pasado( noviembre 2007), cuando anuncié a Scarlett mi viaje a México, ella reiteró su invitación.
Y acepté. Esta vez me presentaría .
Mi estadía en México duró 30 días: desde el 7 de octubre al 10 de noviembre. Primero estuve en Monterrey, luego en el Distrito Federal.
AL encontrarme con Scarlett, ella me puso al tanto de los pormenores del Festival. Un equipo de artistas por reclusorio, por la mañana y por la tarde.
El día anterior a regresar, se realizó el festival. 4 artistas: dos narradores y dos recitadoras, alumnas de la Universidad del Valle en dos reclusorios diferentes…de hombres en el caso de mi equipo.



Hay un refrán que reza: el que no sabe es como el que no ve.. .la ropa que yo había preparado como adecuada ( jean, remera oscura ,buzo azul, zapatillas, ) no servía: tenía que ser blanca por si había motín así nos sacaban rápidamente; grande para que no se me marcara el cuerpo, sin adornos , y mi bendito cabello debía estar atado....MI cabello: nunca pensé que mi cabello fuera tan visible , como cuando estoy afuera del país ; en algún momento alguien me lo pone por delante. Y debo recogerlo)


Asì fui a narrar, vestida como me indicó Scarlett:dos polleras superpuestas, una remera y arriba una blusa, el cabello recogido severamente , zapatillas bajitas, allà fuimos.
De mi equipo sólo llegó un narrador,ciego , un muchachito, 28 años .
Debìamos “echarnos la función” entre los dos, y allà fuimos.
El maestro que nos llevaba nos indicó lo que NO debìamos hacer:
dejar la espalda libre( siempre la pared cerca, ), ni aceptar regalos, ni dejarme rodear, ni dejar que nos tomen ....
En el primer reclusorio fue todo tranquilo: eran reclusos por robo, sólo 200, de afuera el aspecto del edificio era màs el de una escuela grande que un penal.. Había un sol limpio, y el patio resultó un buen sitio. Narramos ambos. La mañana se hizo corta entre duendes, pescadores, magos varios. Y lo real es que salió muy bien.
Marco,el narrador, y yo nos quedamos a almorzar allí. Nos obsequiaron golosinas, regalitos de la escuela del penal, textos, y el almuerzo fue cordialísimo. La sobremesa se extendió entre charla y anécdotas

Llegó la hora de la función de la tarde y nos llevaron al otro penal..

Este era Un penal , a secas: en el medio de un predio solitario. 4000 reclusos en el medio de la nada. Entramos: hostilidad. No era otra cosa. EL aire se cortaba. Nadie, claramente, Nadie nos quería allí, salvo el maestro que coordinaba la actividad. Habían matado a un preso la tarde antes y no habían suspendido la actividad porque había una extranjera.... YO.

Sentí que la boca se me secaba y cuando busqué una golosina, un caramelo de naranja...y chile: empecé a toser e insultar contra el que fabricaba esos caramelos Fue cuando la guardiacárcel que me asignaron me dice " esto es México: así es aquí".

Y esta necia le responde "ya lo sé: es la cuarta vez que vengo.... me atraganté". Y allí me trajo agua. Nos empezaron a guiar por los distintos sitios, y fuimos cruzando los puestos respectivos

Yo estaba temblando: me dejaron unos caramelos que pedí, y nos quisieron separar para revisarnos.. Nos volvieron a reunir y allí fuimos ambos .Como de toda la vida.
AsÌ todo el tiempo. Como entrando a un salón de baile, acompasados de toda la vida.
Yo rezaba para no pisarme las pollerotas que llevaba, para no tropezar, para no caerme con Marco encima...

Para que un Dios Compasivo me permitiera irme. Para que un terremoto suspendiera todo eso. Para que alguien apareciera y me recordara que yo no servía, no lo iba a hacer bien, no tenía que estar allí. ALGUIEN...aunque fuera mi más enconado enemigo.

Pero finalmente llegamos al patio después de mirillas, controles, candados, escaleras, túneles .

El patio estaba cercado: sólo estaban los que tenían permiso (unos 700); los demás, la mitad de otro lado de las alambradas, y algunos asomados a la ventana de las celdas.

Una acequia rodeaba el patio por los 4 lados y nosotros narraríamos detrás de la acequia: era imposible narrar sin caerse a la acequia, apenas podíamos desplazarnos allí. Así que cuando Marco reconoció el espacio me dio la razón y le solicité al guardia en tono neutro que nos moviera adelante de la acequia. Y allí nos dice que quedaríamos en el mismo espacio que los presos. Yo no respondí nada. Y esperé.

Nos mueve delante de la acequia, lleva más atrás a los reclusos, y aparecen todos los guardias, más el prefecto, más el alcalde, los maestros de la escuela y dos mujeres, maestras ambas. Una de ellas, una mujer menuda, miraba y me sonreía apenas, como en secreto.

Tomamos asiento mientras empezaba formalmente la actividad y nos presentaban: Yo ya casi no tenía voz. y advertí de que mi corazón latía a 500 golpes . No me podía parar. y le pedí a Marco que por favor, abriera el espectáculo él. Aceptó.Ningún problema.

Sentí que me escaparía a la primera chance. Corriendo ya, ya mismo. Y le quería pedir a mi compañero que me diera la mano. Pero si me daba la mano me iba a largar a llorar. Entonces, muy quedo, le pedí "un favor": él asintió con la cabeza.

"Dejame ponerte la mano en la espalda, por favor. Sólo apoyarla. Necesito a otro, pero si me das la mano se me va a ver el miedo. y estoy muy asustada".

Todo en un susurro.

Claro que aceptó. Le apoyé la mano. Me sentía fijada a la silla, atornillada: y entendí de que si no abría , no me iba a poder parar nunca.

Por lo que le pedí susurrando que me dejara abrir el espectáculo. Sonrió, aceptó y empecé.

Me puse de pie…

Y allí los ví: Contemplé a esos hombres. Y sus ojos eran los ojos de los chicos de mis escuelas: duda, furia, sarcasmo, hartazgo... y curiosidad… y ganas, y manos aplaudiendo: de las mirillas sólo salían las manos. Y hasta un piropo a esta mujer “embolsada” pelirroja.

Narramos una hora y media. Risas, intriga, más risas… el sol no nos dejó nunca. La voz extraviada regresó. Mi cuerpo se desplegó, recobró su altura, jugó con el aire,
Terminamos de a muertito maltratado, como dicen allá. Nos reímos mucho. Contamos y contamos. Y llegó el final: regalos, felicitaciones cálidas, sincero agradecimiento. Una tarde inolvidable


Hicimos el camino inverso de salida. Llegamos a la puerta. La guardiacárcel tenía agua y me convidó. Nos preguntaron por la función....Nos despedimos de todos.


Regresamos. Una hora de auto con un maestro gentilísimo que nos trasladó hasta la estación del Metro y desde allí hasta el centro del D.F.

En el metro ambos tomados de la mano. Sin hablar. Nada. Hasta que Marco se empezó a reir solo: de nada o de todo, y terminamos con las lágrimas en la cara , riéndonos de tooodas y cada una de las situaciones. Pegados como siameses mal operados.

Un abrazote. La despedida.

Y algunas certezas que me traje de regreso: la certeza de que NO hay certezas.
-De que la rima entre “existencia” y “experiencia” es más que un recurso fónico. NO hay vida sin experiencias. NO hay experiencias que queden en la memoria si no construyeron huella en la existencia de quien la atraviesa.

Y LA CERTEZA DE QUE ESTE FESTIVAL ES UNA BISAGRA EN MI TRAYECTO COMO NARRADORA.
HABRÀ OTROS…
NARRARÈ EN OTROS LUGARES.

PERO LOS CAMINOS DE LA VIDA ME LLEVARON HASTA ALLÍ, PARA QUE YO SUPIERA, PARA QUE YO VIERA Y RECORDARA:

EN UNA PLAYA BAJO LA LLUVIA, EN UNA ESCUELA BAJO EL SOL O EL FRIO IMPLACABLES, EN EL MÀS MARAVILLOSO TEATRO, BAJO EL SOL EN LOS PATIOS DE LOS RECLUSORIOS… LOS OJOS QUE ESCUCHAN SON SIEMPRE LOS MISMOS: HAMBRIENTOS DE BELLEZA, ESPECTANTES DE FANTASÌA, SEDIENTOS DE OTRA MIRADA QUE LOS CONVOQUE Y LOS RESGUARDE, POR ESE INSTANTE FUGAZ QUE DURE EL RELATO, HASTA DE ELLOS MISMOS.





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